La enfermera aconsejó no tratarse los pies el día anterior, ya que la piel más fina favorece la aparición de ampollas, y llevar calzado bien acostumbrado a los pies y calcetines con un mínimo de costuras.
También sugiere hidratar los pies durante el viaje, por la noche y por la mañana.
"El objetivo es que el pie sude lo menos posible", dijo Vanessa Matos.
También pidió que los peregrinos lleven un par de zapatillas más grandes de lo habitual y que se protejan del sol, es decir, sombrero y crema solar.
También destacó la importancia de la hidratación y la medicación diaria.
En el caso de los peregrinos con enfermedades crónicas, Vanessa Matos sugirió que consulten a su médico de cabecera para saber qué medicación pueden tomar en caso de dolor durante el viaje.
Durante la caminata, recomendó que los peregrinos lleven el menor peso posible, sólo una mochila con agua, una gorra, un protector y algunas barritas para reponer fuerzas hasta las comidas.
Al final del día, en la ducha, sugirió chorros de agua dirigidos a los músculos y descansar las piernas con un poco de elevación.
"Y la gente no debe avergonzarse de pedir ayuda si no se encuentra bien", destacó la enfermera.