Según datos del Instituto de Astrofísica de Andalucía(IAA-CSIC), el cuerpo celeste comenzó a una altura de unos 122 km sobre la localidad de Don Benito, provincia de Badajoz, en España, se desplazó hacia el noroeste, atravesó Portugal y terminó a una altura de unos 54 km sobre el océano Atlántico.

Pero, en contra de lo que se especulaba, y a pesar de que Protección Civil emitió la alerta y realizó búsquedas nocturnas, las informaciones del proyecto SMART -operado por la Red de Meteoros del Suroeste de Europa (SWEMN) a partir de las estaciones de observación de meteoros situadas en Huelva, La Hita (Toledo), Calar Alto, Sierra Nevada, La Sagra (Granada), Sevilla y Marçà (Tarragona)- aseguran que ningún fragmento alcanzó el suelo.

El suceso fue analizado por el investigador responsable del proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía IAA-CSIC.

El análisis reveló que el fenómeno se produjo cuando un cuerpo rocoso entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de unos 161 mil kilómetros por hora, y con una trayectoria casi llana, con una inclinación de sólo unos diez grados respecto a la horizontal.


"Al chocar con el aire a esta velocidad, la superficie de la roca (el meteoroide) se calentó y se volvió incandescente. Y fue esta incandescencia la que se manifestó en forma de bola de fuego".

A lo largo de su trayectoria, tuvo varias explosiones que provocaron aumentos repentinos de su luminosidad y se debieron a varias rupturas bruscas de la roca. La distancia total que recorrió la bola de fuego en la atmósfera terrestre antes de extinguirse fue de unos 500 km.