La medida pretende garantizar que el bloque tenga reservas suficientes para afrontar el invierno, en un momento en que el suministro de gas a través de Nord Stream sigue siendo insuficiente.
La posición adoptada por Grecia llega después de que Portugal y España rechazaran la propuesta de Bruselas. En declaraciones a Expresso, el secretario de Estado de Medio Ambiente y Energía dijo que Portugal está "completamente en contra" de la propuesta, argumentando que el corte, entre agosto de 2022 y marzo de 2023, "era insostenible" porque obligaba al país a no tener "electricidad".
En España, la vicepresidenta y ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, rebatió la medida diciendo que "no se nos puede pedir un sacrificio sobre el que ni siquiera se nos ha pedido opinión", garantizando que en el país no habrá cortes "ni de electricidad ni de gas" para los hogares o la industria.
Mientras tanto, "el Gobierno griego no está de acuerdo con el principio de la propuesta europea, que pretende reducir el consumo de gas en un 15%. Hemos presentado una serie de propuestas sobre los precios y el suministro de gas, e insistiremos en apoyarlas como solución europea", declaró a Reuters el portavoz del Gobierno griego, Giannis Oikonomou.
Grecia depende en un 40% del gas ruso y, a diferencia de otros países, aún no ha visto interrumpido el suministro. Aun así, para reducir la dependencia, Atenas ha estado sustituyendo gran parte del combustible ruso por gas licuado (GNL) importado de Estados Unidos y otros países.