turistas acuden al antiguo templo de la ciudad para alimentar a los macacos con fruta fresca y fotografiarlos mientras merodean por las calles.
Sin embargo, tras las crecientes quejas de los residentes, las autoridades responsables de la vida salvaje anunciaron un plan para acorralar a 2.500 de los monos urbanos y encerrarlos en grandes recintos.
Algunas personas han alimentado a los monos durante generaciones y los consideran parte de la identidad de la ciudad. Otros afirman que la población de macacos ha crecido demasiado y pone en peligro la salud de las personas.