"El impuesto a los súper ricos es algo que merece estudio y consideración, a lo que estamos abiertos", dijo Paulo Rangel a los periodistas, a la salida de la Reunión del Grupo de Trabajo del G20 para el Establecimiento de una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, promovida en Río de Janeiro por el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

Sus contornos no han sido totalmente definidos", subrayó el ministro portugués.

En opinión del jefe de la diplomacia de Portugal, país que fue invitado por Brasil a ser miembro observador del G20 este año, es necesario primero "acordar en qué términos se puede establecer una contribución de este tipo y cuál es su universo de aplicación".

"Porque estamos hablando de una tasa a nivel global, entonces cómo se puede operativizar", subrayó, razón por la que el Gobierno portugués no tiene "una posición cerrada sobre el tema".

Brasil, que ostenta la presidencia del grupo de las 20 mayores economías del mundo (G-20) hasta finales de noviembre, encargó el informe y espera que sea apoyado por el máximo número de países, durante la cumbre de ministros de Finanzas y presidentes de los Bancos Centrales del grupo, que se celebra entre hoy y el viernes en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.

Las conclusiones del informe indican que un impuesto mínimo del 2% a los multimillonarios sería la opción más adecuada para restablecer la progresividad fiscal a nivel mundial y recaudar más de 250.000 millones de dólares (230.900 millones de euros al cambio actual) al año.

Según el Observatorio Fiscal de la Unión Europea, hay menos de 3.000 multimillonarios en todo el mundo.