La asistencia fue un testimonio de la abrumadora mayoría católica del país del sudeste asiático y de la estima que sus habitantes tienen por la Iglesia.

Otras misas papales han atraído a millones de personas en países más poblados, como Filipinas, pero se cree que la multitud de Timor Oriental, de 1,3 millones de habitantes, representó la mayor asistencia a un evento papal de la historia, en términos de proporción de la población nacional.