Los investigadores esperan convertir las algas que se amontonan a lo largo de la costa portuguesa y que, de otro modo, acabarían en los vertederos, en un bioplástico que se descomponga y tenga cualidades fertilizantes que puedan utilizarse en suelos agrícolas. El equipo también tiene previsto abordar la acumulación de plásticos no biodegradables y su uso "poco controlado".

Raquel Vaz, de la Universidad de Coimbra, que actualmente realiza una parte de su doctorado en el Centro Interdisciplinar de Investigación Marina y Medioambiental de la Universidad de Oporto (CIIMAR), explicó: "Estamos desarrollando un bioplástico con propiedades fertilizantes para cubrir el suelo y que se degrada con el tiempo". El investigador explicó que el objetivo del proyecto es convertir las algas que crecen en las zonas costeras en "recursos sostenibles y valiosos para la sociedad", especialmente para la agricultura. "Nuestra idea es intentar resolver estos dos problemas".

La iniciativa, llamada AlgaBioTec, ganó la cuarta iteración de BluAct, un programa dirigido por el Ayuntamiento de Matosinhos con la ayuda del Parque Científico y Tecnológico de la Universidad de Oporto (UPTEC). Además de Raquel Vaz, el equipo de AlgaBioTec está formado por un gerente y dos investigadoras del CIIMAR, Isabel Cunha e Isabel Oliveira.

La empresa podrá mejorar el prototipo de solución ya producido gracias a la recompensa de 5 mil euros, la inscripción gratuita en la escuela de start-ups de la UPTEC y un año de incubación en la UPTEC Mar. Por lo tanto, optimizar el tiempo de descomposición del bioplástico y las propiedades de este recurso marino, en palabras de los investigadores "reducir los residuos y mejorar la eficiencia" son los principales objetivos.