Pedro Bento declaró a Lusa que ha completado con éxito el reto de ir en bicicleta entre Katmandú y el campo base del Everest, situado a 5.364 metros de altitud, recorriendo un total de 450 kilómetros en 11 días, "después de varias aventuras, muchas dificultades, frío y sufrimiento", que incluyeron tener que llevar la bicicleta a cuestas por "rocas, puentes colgantes y carriles bici intransitables" a lo largo de más de 150 kilómetros.
Destacando que es "el primer portugués que lleva una bicicleta al campo base del Everest" y "el único que ha hecho la conexión entre Katmandú y el campo base del Everest en solitario (sólo tres personas lo habían hecho antes, pero en grupo)", Pedro Bento afirmó que "lo más importante de todo" fue haber conseguido reunir los fondos que entregará al proyecto Sueños de Katmandú y al Club de Voluntarios Arco Iris.
Entre los altibajos de su nueva aventura, Pedro Bento mencionó el haber, en dos ocasiones, pedaleado de noche en el bosque "sin saber dónde alojarse y dónde comer, con temperaturas gélidas", y el "privilegio de asistir a una ceremonia de monjes budistas en un templo a 4.200 metros de altitud".
"El último día me dio el mal de altura: dolores de cabeza, vómitos, dolores corporales, pérdida de apetito (...) y conseguí hacer el recorrido que me quedaba comiendo sólo un KitKat, a lo largo de dos horas de subida, con los niveles de oxígeno en la sangre al 62 por ciento", y finalmente fue trasladado en helicóptero a un hospital de Katmandú, "debido al frágil estado" en el que se encontraba, informó.
El atleta subrayó que todas las donaciones que recibió se destinaron a la compra de comidas para los niños nepalíes, habiendo pagado todos los gastos personales y de viaje de su propio bolsillo.
En total, recibió 153 donaciones, por valor de 3.329,63 euros, añadió.
Pedro Bento declaró que las donaciones se destinan "a niños que viven en barrios totalmente degradados, en chabolas de lona, en medio de vertederos al aire libre, incluso en las afueras de Katmandú".
"Ahora mismo, el proyecto del Club de Voluntarios Arco Iris, en colaboración con el proyecto Sueños de Katmandú, trabajan con el objetivo de escolarizar a muchos de estos niños, de que las mujeres de estos barrios tengan acceso al hospital cuando den a luz, de encontrar familias para los niños huérfanos y, al mismo tiempo, de proporcionarles una alimentación digna siempre que sea posible", añade.
Su proyecto Bakonbike, de "aventuras humanitarias", pretende, con la recaudación de donativos, apoyar estos proyectos, dijo, destacando que el hecho de conocer la realidad sobre el terreno le permite darse cuenta de que "realmente marcan la diferencia en la vida de estas personas".