El objetivo de esta nueva moneda es ofrecer a los inversores del país una plataforma estable para ahorrar, invertir y realizar transacciones. Abierta a particulares, instituciones financieras, empresas y otras entidades, la oferta permite la compra de fichas digitales respaldadas por oro físico en bancos comerciales, sociedades de crédito hipotecario y la Caja Popular de Ahorros.
Un atributo clave es el bajo precio de acceso. Los particulares pueden adquirir fracciones de los tokens digitales de oro por sólo 10 dólares estadounidenses (el salario en Zimbabue oscila entre 170 y 3.000 dólares al mes), mientras que el mínimo institucional es de 5.000 dólares. La segunda característica es el modelo de fijación de precios, basado en el precio internacional estándar del oro decidido por la London Bullion Market Association, que confiere a la moneda cierta estabilidad muy necesaria.
Aunque esta moneda se concibió originalmente simplemente como un medio para almacenar ahorros ante la rápida tasa de inflación (193% el año pasado, lo que significa que el valor de la moneda se redujo a casi un tercio de lo que era a finales de 2021), el banco central ha confirmado desde entonces que los tokens "serán negociables y capaces de facilitar las transacciones y la liquidación de persona a persona y de persona a empresa".
Actualmente, los comerciantes formales aceptan el dólar zimbabuense junto con divisas extranjeras para mantenerse en el lado correcto de las autoridades, pero eso significa que sufren los costes de la devaluación, mientras que los comerciantes informales pueden insistir en los pagos en divisas extranjeras como el dólar estadounidense. Las empresas de primera línea estarán deseando aceptar estos tokens digitales de oro porque son de curso local, pero deberían ser mucho más estables que el dólar zimbabuense.