El caso se remonta al 16 de junio de 2022, cuando Robert Patrick Byrne, de 27 años, que estaba de vacaciones en el Algarve, fue trasladado en ambulancia al hospital quejándose de dolor abdominal, pero acabó abandonando la unidad al cabo de unas horas.
Según Lusa, el abogado de los padres de la víctima, Alexandre Martins, la muerte se certificó menos de 48 horas después, en la madrugada del 18 de junio, en Dublín (Irlanda), donde viajó con fuertes dolores, según describieron sus amigos.
La familia pide al Centro Universitário Hospitalar do Algarve(CHUA) y al médico que lo trató una indemnización de 500 mil euros, alegando que la unidad no le prestó los cuidados adecuados, lo que le llevó a abandonar el hospital sin saber que corría el riesgo de morir.
"El paciente era lego en la materia, no hablaba portugués y nadie le hablaba en inglés para que pudiera entender lo que estaba pasando", dijo el abogado en declaraciones a Lusa, afirmando que creía que si el médico que le atendió hubiera continuado con los cuidados, Robert no habría muerto.
Dolor abdominal
Según la petición inicial del caso, a la que ha tenido acceso Lusa, el 16 de junio, a las 6.00 horas, la víctima comenzó a sentir un fuerte dolor abdominal, que no mejoraba, y sus amigos llamaron al Instituto Nacional de Emergencias Médicas (INEM).
El equipo médico que acudió al lugar decidió llevarlo a urgencias del Hospital de Faro, donde Robert ingresó a las 10:26, tras haber estado, según describe el documento, "abandonado" durante aproximadamente tres horas, "sin ningún apoyo".
Según Alexandre Martins, durante la revisión, una enfermera le colocó un brazalete verde, que corresponde a una situación no urgente, y se clasificó su dolor de 1 a 4, en una escala de 0 a 10.
A las 12:26, Robert fue atendido por un médico, que le realizó una exploración objetiva y anotó en las observaciones clínicas que el paciente tenía el "abdomen duro".
"El médico se dio cuenta de que podía tratarse de un abdomen agudo, pero no informó a Robert de la gravedad de su estado clínico, no le realizó pruebas adicionales, no le dio medicamentos para aliviar el dolor, no hizo nada", subraya el abogado.
Según la familia, el clínico "omitió la respuesta adecuada que debería haber dado al caso", ya que el abdomen agudo podría constituir una situación que requiere tratamiento urgente.
Según Alexandre Martins, la autopsia identificó la causa de la muerte como "estrés" metabólico por úlcera duodenal perforada y esofagitis ulcerosa grave".
Sin apoyo
Sin "ningún apoyo por parte de los profesionales sanitarios", el hombre acabó "buscando el apoyo de amigos" y regresó a su alojamiento, siendo la "negligencia en la información" decisiva para que el paciente abandonara el hospital, ya que no sabía que su vida corría peligro.
Cuando llamaron a Robert para continuar los cuidados, sobre las 15:00 horas, el equipo del hospital se dio cuenta de que el paciente ya no estaba allí, y fue dado de alta administrativamente por abandono.
Al día siguiente, el 17 de junio, Robert emprendió el viaje de regreso a Irlanda y su muerte sería certificada por un equipo médico tras aterrizar, en el aeropuerto de Dublín, a las 02:00 del día 18.
"Después de todo, el médico tenía a su disposición todos los medios considerados necesarios para que el paciente fuera tratado y no muriera, pero ni siquiera tuvo la humanidad de informar al paciente de la gravedad de su caso", subrayan los autores de la petición, que consideran que la muerte de su hijo se debió a un error médico.
Considerando que no se trató de un "mero error" o de "un simple retraso en la atención", la familia del joven cree que la "omisión de socorro" le costó la vida, causándoles no sólo "un inmenso dolor, sino también un daño irreparable", por el que piden una indemnización de 500 mil euros.
La cantidad solicitada se refiere al daño moral, teniendo en cuenta "todo el sufrimiento y dolor que los autores padecen y padecerán todos los días de su vida, por la absurda pérdida de su hijo".