"La Reina Isabel fue una vida bien vivida, una promesa con destino cumplida, y se la llora profundamente en su fallecimiento. Esa promesa de servicio de por vida os la renuevo hoy a todos", dijo el Rey Carlos III.
"Ella hizo sacrificios por el deber. Su dedicación y devoción como soberana nunca decayó, en tiempos de cambio y progreso, en tiempos de alegría y celebración, y en tiempos de tristeza y pérdida", expresó.
"El afecto, la admiración y el respeto que inspiraba se convirtieron en el sello de su reinado y, como puede atestiguar cualquier miembro de mi familia, combinaba estas cualidades con el humor y la capacidad de ver siempre lo mejor de las personas. Rindo homenaje a la memoria de mi madre y honro su vida de servicio", dijo en su discurso de investidura a la nación.
"A mi querida mamá, al iniciar tu último gran viaje para reunirte con mi querido gran papá, quiero simplemente decir esto, gracias, gracias por tu amor y devoción a nuestra familia y a la familia de naciones a la que has servido tan diligentemente todos estos años", añadió el Rey Carlos III en un emotivo discurso.
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