El índice de precios al consumo (IPC) bajó al 1,7% en septiembre, frente al 2,2% de agosto, superando las previsiones de los expertos que apuntaban a un descenso al 1,9%. El significativo descenso, atribuido en su mayor parte a la reducción de las tarifas aéreas y el coste del combustible, supone un cambio favorable para la economía británica y un respiro prospectivo para consumidores y empresas.
El descenso de la inflación es una evolución favorable para el Banco de Inglaterra, que siempre ha aspirado a un objetivo del 2%. Este descenso de la inflación marca el primer caso desde abril de 2021 en que la subida de los precios se estabiliza por debajo de este umbral. Esta revelación es especialmente pertinente para la canciller Rachel Reeves, dado que se dispone a desvelar su primer presupuesto dentro de dos semanas. Este acontecimiento podría aliviar algunas de las presiones que pesan sobre ella, aunque el camino que tiene por delante sigue siendo difícil, con un déficit de 40.000 millones de libras que deberá cubrir mediante subidas de impuestos y recortes del gasto.
Darren Jones, Secretario Principal del Tesoro, reconoció los avances positivos, pero subrayó la necesidad de redoblar los esfuerzos. Dijo: "Será una noticia favorable para millones de familias que la inflación se sitúe por debajo del 2%". No obstante, son necesarias más medidas para salvaguardar la mano de obra, por lo que nos comprometemos a revitalizar el desarrollo y restablecer la estabilidad económica para cumplir la promesa de transformación.
El descenso de la inflación se ha visto parcialmente impulsado por la reducción de los precios de la gasolina y el gasóleo, ya que la disminución de los costes del crudo se tradujo en un descenso del 10,4% de los precios de los carburantes en relación con la misma época del año anterior. Las tarifas aéreas experimentaron un descenso inusualmente significativo tras la temporada de viajes de verano. Aunque el descenso de los costes del transporte contribuyó a aliviar la inflación, otros sectores, como la alimentación y las bebidas no alcohólicas, han seguido registrando subidas de precios. La leche, el queso, los huevos y la fruta han contribuido al aumento de los precios de los comestibles, haciendo la vida un poco más difícil a las familias.
A pesar de la evolución favorable de la inflación, persisten los temores sobre posibles presiones futuras. Un aumento de los costes de la energía, impulsado por el reciente incremento del tope de precios de la energía por parte de Ofgem, podría anular algunos de los avances registrados en septiembre. Además, las tensiones geopolíticas, en particular la actual intensificación de la violencia en Oriente Medio, pueden perturbar el suministro mundial de petróleo e influir en la inflación a escala mundial.
Los economistas observan con atención la reacción del Banco de Inglaterra a los últimos datos. A medida que la tasa de inflación cae por debajo de las previsiones, se intensifica el impulso a la baja de los tipos de interés. Los mercados financieros apuestan cada vez más por una bajada de tipos de un cuarto de punto en noviembre, lo que situaría el tipo básico en el 4,75%. La decisión del Banco de Inglaterra también se verá influida por las últimas cifras sobre el mercado laboral, que muestran una ralentización del crecimiento salarial, lo que respalda aún más los argumentos a favor de una reducción de los tipos.
El crecimiento de los salarios entre junio y agosto se redujo al 4,9%, frente al 5,1% de los meses anteriores. A pesar de que los salarios siguen subiendo a un ritmo superior al de la inflación, la moderación de los aumentos salariales brinda al Banco la oportunidad de modificar su política monetaria sin exacerbar las presiones inflacionistas. El énfasis en el crecimiento de los salarios es vital para los responsables de la política monetaria, ya que unos aumentos salariales rápidos pueden traducirse en un aumento de los gastos de las empresas, lo que podría incitarlas a subir los precios.
Mientras tanto, el reciente descenso de la inflación tiene ramificaciones para las prestaciones sociales en el Reino Unido La cifra de inflación de septiembre suele utilizarse para determinar los ajustes de diversas prestaciones, como el crédito universal, los pagos por independencia personal y los subsidios por discapacidad, que aumentarán según la tasa de este mes. No obstante, el aumento del 1,7% no alcanza la subida prevista del 4,1% de la pensión estatal, influida por el sistema de triple bloqueo. Esta disparidad indica que se espera que los pensionistas experimenten un aumento más significativo de sus ingresos por pensiones en relación con los que reciben otras prestaciones, lo que supone un reto para el Gobierno.
Mientras la Canciller ultima sus planes para el próximo presupuesto, será fundamental equilibrar estas presiones. La pensión estatal está preparada para un aumento notable, con la pensión completa a tanto alzado aumentando a 230,30 £ por semana, lo que equivale a 11.975 £ anuales. En el caso de las personas que perciben la pensión estatal básica de más edad, los pagos previstos aumentarán a 176,45 libras semanales, lo que equivale a 9.175 libras anuales. Aunque estos cambios son ventajosos para los pensionistas, se calcula que aportan 100 millones de libras al presupuesto del Estado, lo que pone de relieve la necesidad de tomar decisiones de gasto prudentes para garantizar una buena pensión a los jubilados.
La previsión de nuevas reducciones de tipos en un futuro próximo genera optimismo ante un panorama económico más seguro. Los expertos indican que la reducción de los gastos de endeudamiento puede impulsar la expansión económica y ofrecer apoyo a las familias que afrontan gastos crecientes en diversos sectores. Sin embargo, algunos expresan su preocupación por la posibilidad de que la tasa de inflación vuelva a aumentar si los precios de la energía persisten en su trayectoria alcista o si los acontecimientos geopolíticos perturban la economía mundial.
Se prevé que el Banco de Inglaterra considere meticulosamente todos estos elementos en su próxima reunión. Aunque parece probable una reducción de los tipos en noviembre, el entorno económico sigue siendo imprevisible, con posibles retos por delante. En la actualidad, la reducción de la inflación representa una señal prometedora para una nación que se ha enfrentado a considerables obstáculos económicos en los últimos años, lo que permite tanto al Gobierno como a las familias un momento para reagruparse de cara al futuro.