En el Centro Cultural de Belém, en Lisboa, junto al Presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, y con la presencia del Primer Ministro, António Costa, y de otros ministros de su Gobierno, el Jefe de Estado del Vaticano consideró que la vida humana es puesta "en riesgo por derivas utilitaristas que la usan y la descartan".
"En el mundo evolucionado de hoy, paradójicamente, se ha convertido en una prioridad defender la vida humana, que es puesta en riesgo por derivas utilitaristas que la usan y la descartan", dijo Francisco.
Antes, se refirió al océano, siempre presente en su discurso en italiano, diciendo que "recuerda los orígenes de la vida".
"Pienso en tantos niños por nacer y ancianos abandonados a sí mismos, en la dificultad de acoger, proteger, promover e integrar a los que vienen de lejos y llaman a nuestras puertas, en el desamparo en el que muchas familias quedan con dificultad para traer al mundo hijos", continuó Francisco.
En este sentido, dijo que tiene ganas de preguntarse hacia dónde navegan Europa y Occidente, "con la eliminación de los ancianos, los muros de alambre de espino, las muertes en el mar y las cunas vacías".
"¿Adónde vais si, ante el tormento de vivir, os limitáis a ofrecer remedios rápidos y equivocados, como el fácil acceso a la muerte, una solución cómoda que parece dulce, pero que en realidad es más amarga que las aguas del mar?".
El Papa consideró, sin embargo, que "Lisboa, abrazada por el océano", ofrece motivos para la esperanza, agradeciendo el "gran trabajo y el generoso compromiso asumido por Portugal" para acoger la JMJ, "un evento tan complejo de gestionar, pero lleno de esperanza", porque, como dicen en Portugal, "al lado de los jóvenes no se envejece".
"Los jóvenes de todo el mundo que anhelan la unidad, la paz y la fraternidad nos desafían a hacer realidad sus sueños. No caminan por las calles gritando su rabia, sino compartiendo la esperanza del Evangelio", subrayó Francisco, señalando que, "si en muchos lugares se respira hoy un clima de protesta e insatisfacción, terreno fértil para populismos y conspiraciones", la JMJ es una ocasión para la construcción conjunta.
Siempre en relación con la eutanasia, el jefe de la Iglesia católica ya había criticado la aprobación de la muerte médicamente asistida, considerando que el Parlamento portugués promulgó una ley para matar.
"Hoy estoy muy triste porque en el país donde apareció Nuestra Señora, se promulgó una ley para matar. Un paso más en la larga lista de países que han aprobado la eutanasia", dijo el Papa, en el Vaticano, el 13 de mayo.