Según un informe de Bloomberg: "Portugal atrajo una avalancha de expatriados en la pandemia, gracias a unos precios inmobiliarios más baratos, un clima cálido y unos programas fiscales y de visados beneficiosos. Pero la presión política vinculada al aumento de los precios de la vivienda ha alimentado una reciente represión de las ventajas para los extranjeros. Y la inminente eliminación de las exenciones fiscales hace que muchos se apresuren a presentar la documentación para asegurarse de que pueden acogerse al programa, que puede ahorrar a la gente cientos de miles de euros en 10 años".

El fin del régimen fiscal NHR forma parte de las medidas de los Presupuestos Generales del Estado para 2024 (OE2024), aprobados a finales de noviembre en el Parlamento. El PS presentó, sin embargo, una propuesta de enmienda al documento que crea un régimen transitorio para los RNH el próximo año, con el fin de atender el caso de los trabajadores, jubilados o inversores que demuestren haber preparado su traslado a Portugal durante 2023.

El objetivo del Gobierno socialista es "reforzar el régimen transitorio, permitiendo que las expectativas legítimas de los ciudadanos que ya han emprendido un conjunto de pasos materiales para el cambio de residencia fiscal a Portugal, basado en el régimen cuya validez termina con la propuesta de ley OE2024".

Bloomberg presentó varios informes de norteamericanos que quieren mudarse a Portugal y da el ejemplo de Matt Booth, residente en Boise, Idaho. Inicialmente planeaba mudarse al Algarve en enero, donde él y su esposa compraron una casa por 380.000 euros en 2021, pero pospuso la fecha de su traslado unas semanas para garantizar la calificación.

El norteamericano asegura que gastó unos 1.800 dólares (1.668 euros) en vuelos, cerca de 3.000 dólares en tasas y perdió cuatro días de trabajo para volar a Portugal a principios de octubre y presentar su solicitud en persona. A pesar de un proceso "muy estresante y caótico", Matt garantiza que la inversión "merece la pena" a largo plazo.

Bloomberg destaca que: "Los estadounidenses que viven en el extranjero siguen pagando impuestos en Estados Unidos. Pero el sistema fiscal para residentes no habituales permite a los expatriados que se trasladan a Portugal pagar un impuesto fijo del 20% sobre la renta y del 10% sobre las pensiones durante 10 años. Eso es menos que el régimen fiscal progresivo para los locales, que obliga a los residentes con ingresos anuales superiores a unos 79.000 euros a pagar un impuesto del 48%".