El think tank internacional"Tax Competitiveness Index 2023", revela que, en 2020, Portugal, comparado con los demás países miembros de la UE, ocupaba el 13º lugar en términos de presión fiscal, con un 37,6% del PIB destinado a impuestos, en comparación con la tasa media de la Unión Europea del 41,3%.
Sin embargo, Portugal ascendió a la sexta posición de los 27 Estados miembros en términos de esfuerzo fiscal (+17 por encima de la media europea), un indicador utilizado para evaluar la incidencia de los ingresos públicos en la producción de la sociedad, midiendo la relación entre el porcentaje de ingresos públicos respecto al producto interior bruto (PIB) y la renta per cápita. Sólo Grecia (+63%), Polonia (29%), Croacia (+24%), Bulgaria
(+20 por ciento) y Hungría (+19 por ciento) registraron un esfuerzo fiscal peor que Portugal.
Entre 2019 y 2022, la presión fiscal subió del 34,5 por ciento al 36,4 por ciento del PIB en Portugal, y el esfuerzo fiscal aumentó del 109,7 por ciento al 116,8 por ciento, con unos ingresos fiscales impulsados por los efectos de la inflación, sin embargo, el Estado no hizo nada significativo para compensar este aumento aliviando los impuestos para la población en general o las empresas con respecto a estas ganancias circunstanciales.
Reflexionando sobre el conjunto de estos 20 años, es evidente que Portugal, a pesar de haber reducido su esfuerzo fiscal, ha perdido terreno respecto a la media del esfuerzo fiscal europeo, sobre todo frente a los países de la convergencia y de Europa del Este.
"La capacidad de un país para reducir su nivel impositivo es crucial para su competitividad económica en el exterior y su capacidad para atraer inversiones y capitales, por lo que, para competir en la escena europea e internacional, Portugal tendrá que reducir su esfuerzo y presión fiscal, exigiendo menos a sus ciudadanos y empresas para que ambos puedan ahorrar e invertir", afirma el informe.