¿Existe un virus especialmente duradero, nos estamos contagiando una y otra vez o esta incapacidad para librarnos de las dolencias invernales es simplemente el resultado de una inmunidad reducida tras la pandemia?


Ron Eccles, profesor emérito de biociencias de la Universidad de Cardiff y antiguo director de su Centro del Resfriado Común, afirma que el invierno es la época del año más propicia para contraer resfriados, sobre todo porque los niños han vuelto al colegio y a la guardería y los virus se propagan con facilidad entre ellos, y luego entre sus padres.


"También hay más resfriados en invierno, y el tiempo húmedo nos ha mantenido en casa y la humedad ha ayudado a los virus a sobrevivir mejor", añade. "Hay quejas sobre resfriados interminables, y esto puede deberse a infecciones múltiples, o a que estamos más decaídos y estresados en esta época del año tras los excesos festivos".


Señala que el covídago también sigue presente, y añade: "Si sufres un resfriado apestoso, es mejor que te mantengas alejado de cualquier persona que pueda estar inmunodeprimida, ya que los otros virus del resfriado también pueden causar enfermedades graves en los ancianos vulnerables".

¿Realmente están empeorando los resfriados?

Jeremy Brown, catedrático de infecciones respiratorias del University College de Londres(UCL), afirma que no hay datos claros sobre si actualmente circulan virus de larga duración, ya que se recoge muy poca información sobre la duración de los síntomas infecciosos.

Señala que los síntomas de algunas personas podrían deberse al covirus: "El covirus es bastante indistinguible de otros virus respiratorios. Puede hacer que la gente se sienta bastante mal, más que los virus del resfriado normales, pero quizá no más que la gripe".

Los síntomas comunes del covirus no han cambiado drásticamente: fiebre, dolor de garganta, secreción nasal, tos y, a veces, síntomas gastrointestinales como la diarrea son típicos, y los síntomas prolongados van desde mareos y disnea hasta alteraciones del olfato y el gusto.

La pandemia puede haber influido

Sin embargo, Brown afirma que es posible que las infecciones víricas sean peores o más prolongadas tras la pandemia: "Se ha producido lo que parece un repunte en la frecuencia de infección por algunos virus respiratorios, aunque siempre es difícil estar seguro, ya que su incidencia varía de un año a otro". No se trata de que el covirus afecte a la inmunidad, sino de que la falta de exposición a los virus respiratorios debilita la inmunidad adaptativa a los virus, de modo que pueden infectar más fácilmente cuando están circulando".


Del mismo modo, la Dra. Alisha Esmail, médico de cabecera, afirma: "Una teoría sobre la persistencia de los síntomas del resfriado es el "efecto postcovídico", en el sentido de que tuvimos menos exposición a los virus clásicos del invierno debido a la cuarentena y el aislamiento, y por eso ahora nos estamos poniendo al día en la reconstrucción de nuestras respuestas inmunitarias".

Créditos: PA; Autor: PA;

"Recuerde que los virus mutan y las respuestas inmunitarias se desvanecen con el tiempo. Nuestra inmunidad individual también depende de un gran número de factores, algunos dentro y otros fuera de nuestro control."

¿Podría estar pasando algo más?

Algunas personas declaran tener una tos de larga duración, conocida como la "tos de los 100 días". Se cree que en algunos casos se trata de tos ferina. Brown lo explica: "La tos de los 100 días es la clásica tos ferina: es exactamente como dice, una tos seca que dura tres meses, pero sin dolor de garganta, secreción nasal, etc., sólo tos".


Esmail explica que los virus del resfriado más comunes que circulan actualmente son el coronavirus, el rinovirus, el virus respiratorio sincitial (VRS, común en niños) y la parainfluenza, pero afirma: "Por lo que sabemos, no hay virus nuevos o particularmente virulentos en juego este invierno, pero todos tienen diferentes subtipos y pueden mutar fácilmente, de ahí la posibilidad de contraerlos varias veces y de diferentes maneras."


Según la doctora, un resfriado típico suele durar entre siete y diez días, y la gravedad de los síntomas puede depender del virus, así como de la respuesta inmunitaria individual de la persona afectada. Pero si los síntomas persisten más de tres semanas, empeoran repentinamente o se tiene fiebre alta o problemas respiratorios, una visita al médico puede ser una medida inteligente.


"Descansar, mantenerse bien hidratado y utilizar tratamientos sin receta pueden acortar la duración de la enfermedad, pero si después de tres semanas sigues moqueando, es hora de tomar medidas", aconseja.


Además, si los síntomas persisten, Esmail dice que existe la posibilidad de que estén relacionados con alergias estacionales, infecciones sinusales, sibilancias subyacentes (como en el asma) o incluso "bacterias que se cuelan", es decir, bacterias que han saltado a bordo, en cuyo caso pueden ser necesarios antibióticos (pero éstos no ayudarán si se trata de un virus).


Esmail, que trabaja en London Gynaecology, afirma que la falta de sueño, la mala alimentación y los altos niveles de estrés también pueden prolongar la enfermedad y debilitar el sistema inmunitario, y subraya que, si los síntomas persisten durante mucho tiempo, merece la pena visitar al médico de cabecera.