"Por supuesto que la situación es complicada", porque la falta de apoyo norteamericano "no da optimismo a Ucrania", pero el hecho de que Europa haya prometido un nuevo paquete de fondos "también nos da confianza en que no nos abandonarán".

En cualquier caso, "incluso sin apoyo, el pueblo ucraniano seguirá luchando de todos modos" y este sentimiento es transversal, afirmó Pavlo Sadhoka.

"Incluso los ucranianos más prorrusos se dieron cuenta de que la única opción es luchar, de lo contrario serán ejecutados, sólo por ser ucranianos", añadió. "Para los ucranianos no hay otra opción: tenemos que ganar esta guerra, incluso sin armas".

Esta guerra "cambió a la sociedad ucraniana", haciéndola más consciente de los riesgos de estar bajo el yugo de Moscú, en "un conflicto tan brutal que conmovió a los portugueses y al mundo entero".

Por el contrario, "la sociedad rusa en general tiene muchos problemas de identidad y está muy radicalizada a la derecha" y la reciente muerte del opositor Navalny mostró que el sistema "construido por Putin se parece un poco a la época de Stalin", con instrumentos de represión violenta, creando un "modelo de miedo y control".

En Portugal se contabilizan cerca de 60.000 ucranianos inmigrantes, muchos de ellos ya con nacionalidad portuguesa, según datos de las autoridades lusas y de la asociación, que sitúa a la comunidad como la quinta mayor de su género.

La gran mayoría de los ucranianos que llegaron a Portugal proceden de las regiones occidentales de Ucrania y empezaron a llegar en los años 90, por razones económicas. Las autoridades estiman que el número de inmigrantes ucranianos superó los 100.000 en 2010, pero la crisis económica en Portugal provocó una reducción de la comunidad.

Paralelamente, tras la invasión rusa de hace dos años, Portugal concedió 59.532 títulos de Protección Temporal a refugiados procedentes de Ucrania, según datos de la Agencia de Integración, Migración y Asilo(AIMA).

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