El número de mapaches capturados cada año en la capital se ha quintuplicado en la última década, según informan los medios de comunicación, en medio de la preocupación por los daños que los animales están infligiendo al ecosistema local.

Los ayuntamientos del oeste de Tokio han respondido colocando trampas y poniendo en marcha líneas directas para los residentes que detecten daños causados por los mapaches o sean testigos de la entrada de los animales en sus casas.

Los omnívoros no son nativos de Japón, donde son una de las 156 especies de una lista del Ministerio de Medio Ambiente de criaturas exóticas invasoras que también incluye al black bass, las hormigas rojas y las tortugas mordedoras.