El visado de oro se introdujo por primera vez en Portugal hace 10 años, y desde entonces ha permitido la entrada de 30.000 personas, entre solicitantes y familiares, que invirtieron alrededor de 6.600 millones de euros en Portugal, según un informe del Diário de Notícias.

La gran mayoría de los solicitantes entraron mediante la compra de propiedades y sólo 22 de estos inmigrantes crearon puestos de trabajo, otro de los objetivos. El programa ha sido objeto de críticas, como que ha provocado un aumento del coste de la vivienda y que se ha abusado de él.

"Hay programas que estamos reevaluando y uno de ellos es el visado de oro, que, probablemente, ya ha cumplido la función que tenía que cumplir y que, en este momento, ya no se justifica mantener", dijo António Costa a los periodistas al término de una visita a la Web Summit.

Aunque no dio fechas para el fin del visado de oro, subrayó que se está evaluando. "Estamos evaluando si los visados de oro tienen sentido, pero hay otros [regímenes] que siguen teniendo sentido". Puso como ejemplo, Regressar, un programa de apoyo financiero para los emigrantes que quieran volver al país. También mencionó la iniciativa para atraer a los nómadas digitales, que pueden tener un visado de estancia temporal.


Oposición al visado

El Bloque de Izquierda es uno de los partidos que ha defendido el fin de los Permisos de Residencia por Inversión(ARI). Considera que contribuye al encarecimiento de la vivienda y convierte a "nuestro país en cómplice de la corrupción internacional" o del "blanqueo de dinero". Catarina Martins ha retado al PS a que apruebe la propuesta del partido de acabar con las visas doradas en el ámbito de la discusión de los Presupuestos Generales del Estado (OE). El PCP y el PAN también presentaron propuestas en este sentido. Livre también está de acuerdo con el fin de estos visados.

El PSD quiere conocer las intenciones del Gobierno y participar en la discusión, mientras que Chega está en contra del fin del programa. Iniciativa Liberal, por su parte, admite la "eliminación en el marco de una revisión de la política de atracción de inversiones". También porque, señalan, "la mayoría de los inversores adheridos al programa proceden de países autocráticos como China y Rusia". Es cierto en el caso de los chinos, que suman 5194 de estos visados, pero los rusos ya no forman parte de los cinco primeros, según las cifras de DN.

Entre octubre de 2012 (inicio del programa) y septiembre de 2022 (último mes contabilizado), 11.180 extranjeros obtuvieron un visado de oro (ARI), al que se sumaron 18.368 familiares, sumando un total de 29.548 según datos del Servicio de Extranjería y Fronteras (SEF). La mayoría se atribuyó a chinos (5.194), seguidos de los procedentes de Brasil (1.137), Turquía (530), Estados Unidos (483) y Sudáfrica (474).

Casi el 90% de los 6.600 millones de euros invertidos en el país (5.900 millones) se destinaron al sector inmobiliario.

En 2022, la media mensual de visados de oro concedidos fue de 100. El año en el que más inversores se beneficiaron del programa fue 2014 (1.526), 2015 con (1.414) y 2018 con (1.409).


Cambio de reglas

Las normas para la concesión de visados dorados cambiaron el 1 de enero. Ahora solo cubren las propiedades adquiridas en el interior del país, en Madeira y en las Azores. El capital mínimo invertido pasó de un millón a 1,5 millones de euros. El importe para fondos y para la apertura de empresas con vistas a la creación de empleo pasó de 350 mil a 500 mil euros.

El 30 de octubre entraron en vigor las nuevas normas de inmigración, que facilitan la entrada de determinados grupos de ciudadanos. Entre ellos, los nómadas digitales, a los que ahora se les concede un visado de estancia temporal. Los procedentes de países de habla portuguesa también tienen un acceso simplificado al permiso de residencia.