Con nuevas huelgas en marcha en las escuelas públicas portuguesas, es importante entender qué está impulsando esta ola de indignación de los profesores.
En los últimos meses se han producido huelgas en todo el país. Con 23 sindicatos de profesores, cada sindicato puede convocar huelgas y los profesores ni siquiera necesitan estar afiliados al sindicato para tener derecho a participar en la huelga.
Sin embargo, incluso con toda esta indignación y protestas llamando la atención de todo el mundo, el Gobierno ha permanecido casi en silencio y no hay ninguna solución a la vista.
Falta de respeto
En la escuela, los profesores lamentan no poder educar a los niños. No se les permite hablar en voz alta cuando el comportamiento de los niños es malo, ni siquiera se les permite quitarles los teléfonos si los usan en clase y, si faltan a clase, los profesores ni siquiera pueden hacer que los niños suspendan el curso.
"Los alumnos pueden hacer lo que quieran. Quiero saber qué pasará cuando estos tengan su primer fracaso, su primera frustración, cuando tengan que enfrentarse a ello y no haya nadie que les diga que todo está bien, porque no lo está. Los niños de hoy ya no suspenden el curso por faltas de asistencia", afirman Lena Soares y Miguel Gomes, profesores del Grupo Escolar Gil Eanes de Lagos.
"No hay consecuencias. Siempre hubo niños que disfrutaban aprendiendo y otros que no, pero ahora queda impune. Estamos diciendo que pueden elegir entre tener méritos o no tenerlos y la consecuencia es la misma", afirmaron.
Salarios
En educación, los profesores se quejan de que los salarios no aumentan con el tiempo. Por ejemplo, Miguel dijo que el salario neto ha aumentado 90 euros desde 2008. Además de la falta de autonomía, esto hace que la profesión sea menos atractiva, lo que ya ha provocado una escasez de profesores.
Para hacer frente a esta escasez, las escuelas están contratando a profesionales de otros campos. "Ya hay demasiada gente enseñando que no son profesores. Así es como el Gobierno está pensando en solucionar la escasez de profesores. Cualquiera que tenga un máster, o una licenciatura, puede ir a la escuela y enseñar a los niños. Sin embargo, por mucha buena voluntad y compromiso que tengan, no saben ser maestros", dijo Miguel.
"No se llega a ser maestro de un día para otro. Cualquiera puede hablar de lo que sabe, otra cosa es tener a los niños delante y hacerles entender lo que les estás contando", afirma Miguel Gomes, que lleva 30 años ejerciendo de profesor.
Aprender portugués
Para los que no hablan portugués, Lena y Miguel dicen que con los años la inversión ha ido disminuyendo cada vez más. "Los alumnos extranjeros tenían antes una asignatura que se llamaba "lengua portuguesa no nativa", pero ahora sólo se puede abrir si hay 10 o 15 alumnos del mismo nivel, si no, no tienen derecho a nada, sobre todo en las escuelas pequeñas, si no hay 10 del mismo nivel entonces no se abre la clase", dijeron.
¿Qué pueden hacer los padres en estos momentos?
"Lo que pueden hacer los padres es lo que deberían hacer todos los días. Es hacer un seguimiento, interesarse por saber qué han hecho en clase. Algo que pueden hacer es tan sencillo como mirar el cuaderno e intentar ver en qué se han esforzado sus hijos, sobre todo en los primeros años de colegio, aunque los padres no sepan nada del tema, la mayoría de las cosas son tan sencillas que cualquiera que se esfuerce puede entenderlas", dijo el profesor Miguel.
Otro consejo que sugirió la profesora Lena fue hacerles hablar de un libro que hayan leído, una película que hayan visto o un juego al que estén jugando. Como profesora de portugués, sabe lo importante que es que los niños se expresen y adquieran vocabulario.
"Aunque los padres estén cocinando y no escuchen, pueden hacer preguntas y los niños hablarán porque sienten que alguien les presta atención. Con este pequeño ejercicio, desarrollan su escritura, su imaginación y su capacidad de comprensión", explica.
Paula Martins is a fully qualified journalist, who finds writing a means of self-expression. She studied Journalism and Communication at University of Coimbra and recently Law in the Algarve. Press card: 8252