El plazo de construcción previsto es de dos años, según el estudio de impacto ambiental, que está en fase de consulta pública.
En caso de aprobarse el proyecto, la infraestructura ofrecería cuatro puestos de atraque con capacidad para cuatro cruceros de 80 m de eslora. Está previsto un atraque adicional en el puesto inferior para mantenimiento, carga y otros fines.
La terminal constará de dos plataformas contiguas, una para el edificio portuario y otra para los muelles. La plataforma del edificio tendrá una anchura de 35 m y 205 m de longitud. La plataforma de atraque tendrá un muelle frontal de 343 m de longitud y 10 m de anchura. El muelle y la plataforma libre suman una superficie de unos 6.200 m2. El núcleo de apoyo a la náutica de recreo tendrá capacidad para 55 embarcaciones de entre 6 y 15 metros de eslora.
El edificio terminal, construido con una capa exterior de ladrillo desnudo, tendrá dos plantas con 180 m de longitud y 27 de anchura. En la planta baja está la entrada y recepción, salidas y llegadas, y zonas de apoyo. En la primera planta hay un bar/restaurante, una cocina y una oficina.
La Agencia Portuguesa de Medio Ambiente (APA) estudió el impacto ambiental del proyecto. Según Renascença, el estudio aprobó el proyecto, que ahora está en consulta pública hasta el 14 de junio.
Impacto medioambiental
En cuanto a los inconvenientes, el estudio de impacto ambiental menciona que la mayoría de los impactos negativos se producirán durante la construcción. "Estos impactos son de importancia baja a moderada. En general, son impactos temporales y reversibles, asociados al aumento del tráfico de vehículos pesados que podrían generar contaminación acústica y atmosférica."
La terminal se ha enfrentado a las quejas de los residentes de la zona, cuya vista del río Duero se verá obstaculizada. El estudio lo califica de "impacto negativo permanente de las vistas sobre el río desde el edificio residencial de la avenida de la terminal, que afecta a unas tres docenas de apartamentos".
Los vecinos del Edifício Destilaria también plantean cuestiones medioambientales. "¿No hay alternativas a la construcción de una nueva estructura de 6.200 m2 en el río Duero mediante la reestructuración de un muelle ya existente? ¿Es sostenible y tiene realmente el Duero capacidad para acoger viajes de 37 cruceros, como muestra el estudio?", se preguntan.
Los residentes ya han solicitado reuniones con las autoridades, alegando que "el proceso tiene que estar abierto a varias entidades para considerar cuidadosamente todos los riesgos ambientales, patrimoniales y de otro tipo a la propuesta de APDL." "Estamos aquí para defender los derechos reservados al inestimable patrimonio ambiental e histórico del Duero y de la ciudad", aseguran en la misma nota.
Por otro lado, en la fase de construcción, los impactos positivos están asociados a la creación de nuevos puestos de trabajo en la construcción y a la dinamización de la economía local.
Según la nota de prensa compartida el año pasado por la APDL, en términos arquitectónicos, "el edificio terminal busca minimizar su impacto en las márgenes del río Duero, permitiendo una visión de la escarpa, integrándose de forma natural en el paisaje".
La APDL anunció su intención de construir la nueva terminal de cruceros en noviembre de 2022. En aquel momento se reveló que la nueva terminal para embarcaciones marítimas turísticas sería diseñada por el arquitecto Álvaro Siza Vieira, poseedor de un premio Pritzker.