Según el estudio "El valor económico del agua en Portugal", en 2015 los hogares gastaron una media del 1,3% de su presupuesto en agua y servicios relacionados (residuos sólidos y aguas residuales), un valor inferior en comparación con otros países. Según el documento, el aumento de las tarifas no será inasequible para la mayoría de las familias.
El análisis combinado de los datos indica que se espera que el consumo urbano de agua aumente en torno al 5,7% de aquí a 2030. "Para mantener el consumo al nivel de 2022, el precio del agua deberá aumentar un 25,7% de aquí a 2030, para una media de 3,2 euros por metro cúbico, que puede considerarse como el valor económico del agua para consumo urbano", dice el documento.
Miguel Gouveia, en declaraciones a la agencia Lusa, dijo que para reducir el consumo son necesarias muchas campañas de información y concienciación, esfuerzos que tendrán que ir acompañados de subidas de precios, que aunque no sean "algo agradable" no tendrán mayor impacto "en la inmensa mayoría de los hogares".
"También entiendo que se pida más a los que más tienen", dijo, en referencia a lo que ya hacen algunos ayuntamientos, que es subir los precios en los tramos altos de consumo.
La agricultura, el sector que más consume, también tendrá que hacer un uso más racional del agua. "Tiene que haber un esfuerzo en todos los frentes".
Miguel Gouveia recordó que los avances tecnológicos han permitido mejorar el consumo de agua, que las lavadoras consumen hoy mucha menos agua, o que en la agricultura el camino es el mismo. "Hace 30 o 40 años, el riego utilizaba 14 mil metros cúbicos por hectárea, hoy utiliza cuatro mil metros cúbicos".
En la agricultura, destacó, el valor del agua es muy superior al coste en la mayoría de los casos, explicando que el estudio sirvió para establecer un valor del agua, algo de lo que se carecía en Portugal.
Disminución del 20
La base del trabajo, dijo el responsable, es el hecho de que en Portugal la pluviometría media anual ha disminuido un 20% en los últimos 20 años, y se prevé que disminuya otro 10 o 25% a finales de siglo.
Además de otros, la escasez de agua tendrá un impacto directo en el potencial de generación hidroeléctrica, encareciendo la electricidad, y "tendrá impactos macroeconómicos significativos, particularmente en el PIB (en un escenario de efectos climáticos más severos, el PIB podría caer un 3,2% ), en aumentos de las tasas de desempleo e inflación, y en un deterioro de la balanza comercial".
"Vamos a tener menos agua, será un proceso gradual, a pesar de que en Portugal llueve más que en varios países de Europa", señaló el responsable, destacando que si se invierte en formas de no perder agua (más embalses) podría haber un mayor suministro. Sin inversiones, el desierto avanzará por el sur del país, advirtió.
"No todas las inversiones son rentables y eso se ve con este valor del agua", dijo, destacando la importancia de tener un "buen análisis costo-beneficio" de las políticas públicas en discusión, para evitar riesgos de desperdicio.
En palabras de Miguel Gouveia, que cita la opinión de expertos, la reutilización de aguas residuales tratadas tiene sentido en el Algarve, pero no tanto en otras regiones, porque la elevación de estas aguas (las plantas de tratamiento, EDAR, están cerca del nivel del mar) tiene un coste.
Buenas rentabilidades
Del mismo modo, las mejoras en las redes para evitar fugas también serán muy caras. "No significa que no merezca la pena invertir, sino que no obtendremos un gran rendimiento", explicó.
Los trasvases pueden ser una solución, y la construcción de desaladoras también puede ser una opción, aunque cara, sobre todo por tratarse de un seguro en casos de escasez extrema, "pero no puede ser una estrategia a ciegas".
Miguel Gouveia insiste en un "análisis sistemático de cuál de las distintas opciones merece la pena". Y refuerza: "Este es el mensaje principal, respuestas lo más racionales posibles".