El informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente titulado "El cambio climático como amenaza para la salud y el bienestar en Europa: Focus on Heat and Infectious Diseases" destaca la amenaza que suponen las altas temperaturas prolongadas, mostrando cómo provocan un mayor número de muertes y una reducción de la productividad laboral. Durante las olas de calor se registra un mayor número de muertes por enfermedades cardíacas y respiratorias, especialmente entre los grupos vulnerables, y el impacto se ve agravado por el efecto isla de calor urbano.


Las altas temperaturas pueden provocar estrés térmico, aumentando el riesgo de muerte por agotamiento e insolación. Además, los efectos indirectos del calor en los sistemas cardiovascular y respiratorio y el agravamiento de enfermedades existentes por el calor son otras causas de aumento de la mortalidad cuando hace calor. Las altas temperaturas también afectan a la salud mental y pueden aumentar el riesgo de mortalidad de las personas con problemas de salud mental. Estos impactos directos e indirectos del calor han sido reconocidos en más de la mitad de las políticas nacionales de adaptación y estrategias sanitarias de los 33 países miembros del EEE y seis países cooperantes (EEA-38).


Por otra parte, el estrés térmico en el entorno laboral puede causar deshidratación, lo que puede reducir la concentración y la velocidad de reflejos, aumentando el riesgo de lesiones relacionadas con el trabajo.


Las enfermedades infecciosas dependientes del clima representan otra amenaza emergente. Las condiciones climáticas son cada vez más propicias para la aparición y transmisión de enfermedades infecciosas dependientes del clima, como la malaria, el dengue o la fiebre del Nilo Occidental, lo que aumenta también el riesgo de transmisión a zonas de Europa antes no afectadas. Los brotes locales aumentan debido a tiempos de transmisión más largos y a una distribución más amplia de los portadores de la enfermedad.


Las orientaciones de la OMS Europa (2008) sobre la planificación de acciones sanitarias contra el calor nombran ocho elementos para la aplicación con éxito de los Planes de Acción Sanitaria contra el Calor:


i) acuerdo sobre un organismo líder

ii) sistemas de alerta precisos y oportunos

iii) un plan de información sanitaria relacionada con el calor

iv) una reducción de la exposición al calor en interiores

v) atención especial a los grupos de población vulnerables

vi) preparación del sistema de asistencia sanitaria y social;

vii) planificación urbana a largo plazo;

viii) vigilancia y evaluación en tiempo real.


El Observatorio Europeo del Clima y la Salud incluye estudios de casos de planes contra las olas de calor de Austria, Portugal y Macedonia del Norte. Por ejemplo, tras la ola de calor de 2003, se estableció el plan portugués de contingencia ante olas de calor, que funciona todos los años de mayo a septiembre y abarca todo el territorio continental de Portugal. El objetivo del plan actual es prevenir los efectos nocivos del estrés térmico sobre la salud de la población durante los periodos de temperaturas elevadas. Las alertas diarias son un factor clave para el éxito de la aplicación de este plan, ya que indican qué medidas de protección deben llevarse a cabo.


Además, los grupos vulnerables a las altas temperaturas y a las enfermedades infecciosas -personas mayores, personas con problemas de salud, niños, mujeres embarazadas, grupos socioeconómicos más bajos y personas obligadas a trabajar al aire libre- son vulnerables a otros riesgos climáticos. Es necesario conocer mejor los efectos acumulativos de las diversas amenazas climáticas y medioambientales sobre la salud humana, en especial la de los grupos vulnerables.


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