El equipo de arqueólogos franceses y egipcios realizaba una expedición de buceo en el río Nilo cuando descubrió las tallas en una zona que se inundó cuando se construyó la presa alta de Asuán entre 1960 y 1970.
Antes de la inundación, la UNESCO había realizado un esfuerzo consciente para registrar y trasladar el mayor número posible de restos arqueológicos de la región. Sin embargo, muchos de los artefactos no pudieron ser trasladados a tiempo y pronto fueron absorbidos por el proyecto de construcción.