"Creemos que los trasvases ni siquiera deberían plantearse. Cada región tiene sus particularidades y problemas en materia de agua y debe haber una política que responda a estos problemas, sobre todo en lo que se refiere a la agricultura que se practica", afirmó Gualdino Correia, de la asociación con sede en Caminha, distrito de Viana do Castelo.
Para el responsable, "tiene que haber una política de gestión del agua, de lo contrario se está transfiriendo el problema al Norte" y "posiblemente no se está resolviendo el problema del Sur", además de que "la transvasación siempre implica la reubicación de especies y esto tiene sus propios impactos".
Gualdino Correia se refería a las sesiones regionales de consulta sobre "El agua que une", nombre dado al grupo de trabajo creado por el Gobierno en julio para elaborar una nueva estrategia nacional de gestión del agua.
La orden publicada en el Boletín Oficial del Estado en julio establece que los planes deben abordar, "como último recurso, la transferencia de agua entre cuencas hidrográficas", además de "nuevas fuentes de agua, en particular la reutilización, la desalinización del agua de mar y salobre, la optimización del funcionamiento de los embalses y acuíferos existentes, la construcción de nuevas infraestructuras de almacenamiento o la modificación de las existentes".
"Esto [los trasvases] acaba significando que el agua no se gestionará como se debe en el Sur, dejándonos dependientes del agua que se pueda enviar desde el Norte, lo que no es positivo", observó.
Gualdino Correia advierte de que, "en el Alentejo y en el Algarve, se están implantando cultivos carentes de agua que aumentan el problema de la escasez, como es el caso de los frutos rojos".
"Se trata de cultivos inadecuados, en una situación en la que es necesario invertir en cultivos más resistentes y que cuesten menos en términos de agua", sostuvo.
Para el ecologista, la gestión del agua está esencialmente relacionada con el "desperdicio", resultante de las pérdidas en las tuberías de sistemas que, en algunos casos, "están decrépitos", sobre todo en el Alto Minho.
"Necesitamos reducir las pérdidas, que son enormes: más del 20%. Estamos hablando de un sistema que ya está muy dañado, por no decir inoperativo. Es hora de que las cámaras optimicen estos sistemas, sustituyéndolos", afirmó.
Por otro lado, "el problema del agua no es sólo de cantidad, sino también de calidad".
"Me refiero a la contaminación difusa, sobre todo por el uso de agroquímicos en la agricultura. El Gobierno debe intervenir", sostuvo.
Además, "la gestión de las cuencas fluviales debe recibir la atención de las autoridades" y, al menos en el caso del Consejo de Cuenca del Miño, órgano consultivo de la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente, no se celebran reuniones "desde hace varios años", advirtió.
"Participamos en las reuniones, pero creo que el Consejo está parado desde hace varios años. Es una gestión necesaria, aunque había que cambiar su funcionamiento porque la estructura estaba formada por más de 60 entidades", observó, defendiendo una "estructura más ligera, para una respuesta más rápida a las situaciones".