Según el proyecto "Brecha Salarial de Género-E", la diferencia en el salario base se situó, en 2019, último año con datos estadísticos disponibles, en el 14,1%, mientras que esta discrepancia aumenta hasta el 17, 2% si se tiene en cuenta el salario base más los pluses ordinarios y los complementos por horas extras.
"Este resultado no es ajeno a la progresiva subida del salario mínimo interprofesional, ya que éste es percibido mayoritariamente por las mujeres", señala el informe.
El nivel de formación de las mujeres empleadas es superior al de los hombres empleados, pero las mujeres están sobrerrepresentadas en las ramas de actividad económica y en las profesiones menos valoradas y remuneradas, mientras que la situación es la contraria en los puestos de alta dirección.
Si se eliminara esta "segregación sexual horizontal", la diferencia salarial se reduciría en un 35%, concluye el estudio coordinado por el ISEG, en colaboración con el Centro de Matemáticas Aplicadas a la Previsión de Decisiones Económicas y el Centro de Estudios para la Intervención Social, elaborado para estimar los beneficios sociales y económicos de la igualdad salarial entre mujeres y hombres.
Cuando se evalúan los ingresos de hombres y mujeres con atributos similares en términos de capital humano, factores como la edad, la educación o la antigüedad, el diferencial es mayor que cuando no se calculan estos elementos, especialmente en el caso de los trabajadores a tiempo completo.
El estudio subraya que la sobreeducación de las mujeres en relación con los hombres ocupados contribuye a la reducción de esta brecha en casi un 20%.
"Si el empleo de mujeres y hombres se distribuyera de forma homogénea por ramas de actividad económica, profesiones y niveles de cualificación, el diferencial salarial disminuiría en un 42%", subraya el documento.