"Si nos fijamos en la zona de Oporto, la infraestructura ya estaba allí, y la ayuda de la región nos ayudó a decidirnos por esta región", dijo Maarten Lijftogt, el director de desarrollo de negocios de E- tuk.
Según Lijftogt, la opción de Lisboa también estuvo sobre la mesa, ya que la empresa cuenta con 600 vehículos en la capital, pero finalmente la compañía se decantó por Santo Tirso y por la fábrica de allí, que ocupa más de 6.000 metros cuadrados.
"Creo que lo importante era el trabajo cualificado que hay en el país y el futuro en el litio también es interesante".
El objetivo de la empresa, según el directivo, es construir un vehículo 100% europeo y que la producción vuelva a la península, ya que tener la fábrica en Tailandia suponía altos costes de transporte.
"Antes pagábamos 1.600 dólares [unos 1.517 euros] por un contenedor, y ahora pagamos 2.100 dólares [1.990 euros], así que creo que el precio es un factor importante", dijo el director de la empresa, mencionando también que "si se transportan todas las piezas de un vehículo y los vehículos, hay mucha contaminación".
El departamento de desarrollo permanece en Holanda y Bangkok, la capital tailandesa, será el centro de operaciones de las baterías en el mercado asiático.
La "fábrica portuguesa gestionará la producción total de los vehículos eléctricos, incluyendo las piezas de la carrocería, el ensamblaje de las baterías y la integración con su sistema telemático, con una producción prevista de 500 unidades a finales de este año, 1.200 unidades en 2023 y 2.000 unidades en 2024", dice E-tuk Factory en un comunicado.
Según Maarten Lijftogt, el E-tuk exporta a países como Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, principalmente para el mercado turístico.