Portugal ocupa el quinto lugar en Europa en cuanto a políticas de tratamiento de la fertilidad, según un nuevo informe europeo. El informe evaluó a 43 países en cuanto a legislación, reembolso y opinión de los usuarios.
Promovido por Fertility Europe, que agrupa a organizaciones de pacientes de infertilidad, y el Foro Europeo para la Sexualidad y los Derechos Reproductivos, formado por miembros de parlamentos de toda Europa, el informe -también conocido como "atlas"- pretende animar a los líderes políticos a reconocer el derecho a intentar tener un hijo como un derecho universal en toda Europa, para garantizar el acceso "a tratamientos de fertilidad iguales, justos y seguros para toda la población".
También pretende que se financien con fondos públicos todas las opciones de tratamiento de la fertilidad y que se realicen campañas de comunicación para combatir el estigma asociado a la infertilidad.
Los criterios elegidos por el grupo de pacientes fueron la legislación, el reembolso y la opinión de los usuarios, dejando fuera los tiempos de espera para acceder a las técnicas de Procreación Médicamente Asistida (PMA).
"Nuestro país está muy bien en los parámetros que se eligieron, pero no se midieron otros parámetros prácticos, concretamente para nosotros el peor de todos: las listas de espera en el sector público", dijo el experto y médico portugués Carlos Calhaz Jorge a la agencia de noticias Lusa. Calhaz Jorge publicó el artículo de revisión del estado de los países europeos que sirvió de base para el Atlas.
"La accesibilidad es nuestro talón de Aquiles, porque en todos los demás aspectos legislativos, incluida la financiación, ocupamos el quinto lugar", después de Bélgica, Israel, Holanda y Francia.
Dentro del propio país, existen desigualdades en el acceso a los tratamientos. En el norte, hay más centros públicos para el MAS y el tiempo de espera es menor -en algunos casos, puede llegar a un año-.
En el Sur, donde el número de centros y su capacidad no son adecuados para las necesidades, la espera supera el año, y en el "peor de los casos", el año y medio. Sin embargo, no es la lista de espera en sí la responsable de estos tiempos, sino la dificultad para acceder a una primera consulta de infertilidad.
"Una pareja que quiere reproducirse y que cumple los criterios para ser aceptada en una consulta de infertilidad tiene que esperar unos meses para poder inscribirse" y sólo después de la consulta y los exámenes entran en la lista de espera para los tratamientos, lo que, en total, se traduce en "tiempos de espera totalmente inaceptables", explicó Calhaz Jorge.
Según Calhaz Jorge, sólo habrá un aumento de la capacidad de respuesta cuando haya más equipos que justifiquen tener más especialistas.
Cuestionado sobre si las nuevas beneficiarias de las técnicas de MAS (parejas mujer-mujer o mujeres solas) han aumentado la demanda de tratamientos en el SNS, dijo que no. "Desgraciadamente no hay donantes nacionales, ni cercanos ni lejanos, que hayan provocado una actividad muy importante en este ámbito".
"Por eso estamos tan bien situados en el Atlas. Hay posibilidad de acceso y, en la práctica, casi sólo se produce en el sector privado porque los centros privados importan gametos de bancos internacionales, algo que el SNS no tiene capacidad de hacer", lamentó.
No obstante, subrayó que "Portugal no está precisamente lejos de donde debería estar. Lo que falta ahora es la puesta en marcha de planes para mejorar la accesibilidad en el sector público".
El Atlas concluye que "la mayoría de los países tienen una legislación dedicada a las técnicas de EAM, pero con una clara tendencia a apoyar a las parejas heterosexuales, discriminando a las homosexuales y LGBT" y que sólo 12 países ofrecen hasta seis ciclos y tratamientos de inseminación intrauterina, y tres ofrecen seis ciclos de fecundación in vitro.
Las organizaciones de pacientes sólo son consultadas sobre las políticas de fertilidad en 13 países.
Se calcula que 25 millones de ciudadanos de la Unión Europea tienen problemas de infertilidad.