Las causas de las alteraciones de la función intestinal son diversas. Pueden ser estructurales, como daños en los nervios de la médula espinal, o daños musculares causados por una cirugía, un embarazo o una lesión. Algunos medicamentos también pueden influir en la función intestinal. Otros problemas y enfermedades también pueden provocar incontinencia, como la diabetes y la enfermedad de Parkinson.
Las mujeres que han dado a luz por vía vaginal, las personas mayores (hasta un 25%) y las personas que han sufrido algún tipo de traumatismo, como un accidente, una operación o un derrame cerebral, tienen un mayor riesgo de padecer incontinencia fecal. Las personas que padecen la enfermedad inflamatoria del intestino o el síndrome del intestino irritable también son más propensas a sufrir esta afección.
Un estilo de vida sedentario, el exceso de peso y la dieta también precipitan su aparición.
Por otra parte, no beber suficientes líquidos puede provocar estreñimiento. El alcohol, especialmente la cerveza, puede provocar problemas intestinales.
Existen diferentes tipos de problemas de control intestinal, los dos principales son el estreñimiento y la diarrea. Los síntomas de la diarrea son: deposiciones acuosas frecuentes y no deseadas, dolor abdominal, calambres e hinchazón, náuseas y pérdida de apetito, fiebre y sangre en las heces. Los síntomas del estreñimiento son: un cambio en los hábitos de evacuación y una reducción de la frecuencia habitual; necesidad de un esfuerzo adicional; expulsión difícil de las heces o en forma de bolitas; sensación de que el intestino no se ha vaciado del todo; hinchazón, calambres de estómago y náuseas.
Existen varias opciones de tratamiento para la incontinencia fecal, desde técnicas de comportamiento como el cambio de dieta, la reeducación intestinal y los ejercicios de los músculos pélvicos, hasta la medicación con receta.
Sin embargo, en los últimos años, la estimulación del nervio sacro (neuromodulación sacra) ha demostrado ser el tratamiento más eficaz. Este tratamiento utiliza un pequeño neuroestimulador implantado que envía suaves impulsos eléctricos al nervio sacro para reducir los síntomas.
La estimulación del nervio sacro implica el uso de un dispositivo implantado quirúrgicamente que estimula el nervio sacro con suaves impulsos eléctricos. El nervio sacro controla el intestino y los músculos relacionados con la función anal.
Se aconseja a los pacientes que realicen una evaluación experimental previa para decidir si el procedimiento es la solución adecuada para estimular el nervio sacro.
La evaluación experimental consiste en colocar un electrodo (un cable fino) en la columna vertebral, unido a un pequeño estimulador que puede llevarse en un cinturón. El estimulador envía ligeros impulsos eléctricos a través del electrodo a uno de los nervios sacros, estos impulsos darán lugar a un movimiento normal de la función intestinal.
La estimulación de los nervios sacros se utiliza para tratar los diversos síntomas de la incontinencia fecal, incluida la liberación involuntaria de gases, heces líquidas o sólidas.
La estimulación del nervio sacro puede ayudar al paciente a retomar sus actividades normales y evitar experiencias frustrantes.