"Este enfoque, aunque preliminar, resulta muy prometedor para el desarrollo de materiales avanzados. Por un lado, porque se vuelven resistentes a las infecciones bacterianas. Por otro, porque favorecen la regeneración ósea", explica Marco Oliveira en declaraciones a la agencia Lusa.
El investigador trabaja en el Instituto de Electrónica de la Academia Búlgara de Ciencias, que forma parte de un proyecto europeo Marie Curie (es una de las iniciativas apoyadas por el programa con ese nombre) y forma parte de un consorcio con varias universidades, institutos y empresas con el objetivo de desarrollar materiales con "características antibacterianas para la regeneración ósea".
Marco Oliveira recordó las "raíces azorianas" cuando el equipo buscaba un antioxidante para incorporarlo a aplicaciones ortopédicas, ya que las infecciones bacterianas son una de las "principales causas de rechazo de los implantes óseos".
"Lo que necesitábamos era un antioxidante, preferiblemente algo natural. Como siempre mantengo una conexión muy fuerte con mis raíces, me acordé automáticamente de nuestro té verde de las Azores, más concretamente del té Gorreana", afirma.
El innovador método parte de la síntesis de nanopartículas de plata y combina la tecnología láser de femtosegundo con extracto de hoja de té que se cultiva en la parroquia de Maia, en la costa norte de la isla de São Miguel.
El estudio, ya publicado en la revista científica Materials, demostró la eficacia del té verde de Gorreana.
"Descubrimos que la combinación de tecnologías promueve un efecto de estimulación muy significativo en el crecimiento de las células óseas, mostrando incluso signos preliminares de mineralización ósea tras 15 días de crecimiento y una reducción significativa del crecimiento bacteriano", reveló.
Aunque el proyecto se encuentra aún en "fase preliminar", la aplicación de este té en nanopartículas podría permitir combatir enfermedades como la osteoporosis.
El uso específico del té verde se explica por una razón práctica: era el tipo de té que Marco Oliveira tenía en casa.
"Es lo que tenía disponible aquí en Bulgaria. Un buen azoriano siempre está provisto de lo nuestro. Me empeño en tener siempre algo que me recuerde mis orígenes", confesó, admitiendo que puede haber otros tés, como el negro Gorreana, con potencial para aplicaciones ortopédicas.
El azoriano, que puso rumbo a Bulgaria tras ocho años en Oporto (donde cursó la licenciatura y el máster en Biotecnología Medicinal y Microbiología Aplicada, respectivamente), explicó que la siguiente fase es realizar una "investigación más profunda" para detallar los resultados del primer estudio .
"Si vemos que tiene potencial, podemos pasar a fases más avanzadas con pruebas 'in vitro' y luego, quién sabe, pasar a pruebas en humanos y ver si es posible aplicarlo en la práctica clínica", concluyó.