Los actuales problemas acumulados en el sector bancario estadounidense son mucho menos graves que en 2008. En aquel momento, el principal motivo por el que el sector bancario se vio gravemente afectado fue el estallido de la burbuja inmobiliaria, que dejó pocas esperanzas de recuperación. A esto le siguió el colapso de las empresas patrocinadas por el gobierno Fannie Mae y Freddie Mac, cuyos propios bonos fueron aceptados como garantía por muchos bancos. El infame Lehman Brothers no sobrevivió a la crisis y se hundió.
Esta vez la noticia de que algunos bancos sufrían falta de liquidez surgió después de que sus activos se devaluaran en medio de la subida de los tipos de interés. La subida de los tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) en 1,00 puntos porcentuales provocó una caída del 10% en los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años.
Sin embargo, nadie discute la seguridad de los bonos del Tesoro. Por lo tanto, no existe una burbuja como en 2008. Silicon Valley Bank (SVB) podía mantener sus bonos del Tesoro hasta su vencimiento y obtener la totalidad de los fondos necesarios. Pero las retiradas urgentes de depósitos provocaron el pánico. Estos fondos se utilizan actualmente como garantía en el marco del Programa de Financiación Bancaria a Plazo que pusieron en marcha la Reserva Federal y el Ministerio de Finanzas, y se están reembolsando a su valor nominal. Incluso la escala de estos problemas bancarios es pequeña.
La crisis financiera mundial de 2008 provocó la quiebra de 25 bancos, y la de 140 bancos en 2009, según la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC). Ahora, tales problemas catastróficos sólo son visibles en tres bancos estadounidenses. En esta ocasión, los organismos de vigilancia financiera reaccionaron casi de inmediato para apagar un posible incendio en el sector bancario, ya que proporcionaron toda la liquidez necesaria para garantizar la entrega de todas las retiradas de fondos solicitadas.
Los principales bancos estadounidenses se sumaron a los esfuerzos de las autoridades financieras para eliminar los problemas de liquidez y proporcionar los fondos necesarios. Además, el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Canadá, el Banco Nacional de Suiza y el Banco de Japón se unieron a la Reserva Federal y proporcionaron liquidez en dólares para mitigar las posibles consecuencias de estos problemas bancarios.
Pero el mero hecho de que todas estas medidas hayan tenido que ponerse en marcha ha creado dudas en los clientes de que todo esto pueda no ser suficiente para evitar problemas mayores. Según el Wall Street Journal, 186 bancos estadounidenses se encuentran en una situación peligrosa en medio de retiradas de depósitos. No obstante, parece que se trata de una decisión de todo o nada para proporcionar tantos fondos como sean necesarios sin ningún límite. El saldo de la Reserva Federal ha aumentado en 297.000 millones de dólares o un 3,6% en una semana, sólo en préstamos de emergencia. El saldo pasó de 8.342.000 millones de dólares a 8.639.000 millones. La Fed necesitó cuatro meses para liquidar su saldo por esta cantidad de activos, ya que comenzó el ajuste cuantitativo en noviembre de 2022. Se trata de una configuración en bucle cerrado, ya que la Fed necesita subir los tipos de interés para luchar contra la vertiginosa inflación.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) se desaceleró hasta el 6% interanual en febrero, frente al 6,4% del mes anterior. El IPC subyacente, que no incluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, se mantuvo sin cambios en el 5,5% en febrero, frente al 5,6% del mes anterior. El IPC subyacente subió un 0,5% en febrero, frente al 0,4% del primer mes de 2023. Por tanto, es demasiado pronto para cantar victoria sobre la inflación.
Esperio analysts creen que La vuelta a la flexibilización cuantitativa en tales situaciones es muy poco probable, al igual que un aumento de los tipos de interés también es poco probable en este sentido, ya que puede amplificar los problemas bancarios. Sin embargo, una subida de los tipos de interés hasta el 5,00% tiene más sentido, ya que demostraría el compromiso de la Reserva Federal de luchar contra la inflación, probaría que el sistema bancario sigue siendo sólido y, por tanto, demostraría que no hay problemas que puedan derivar en una crisis. También debería tenerse en cuenta la reciente y audaz decisión del BCE de subir sus tipos de interés del 3,00% al 3,5%. Una pausa en el ciclo de subidas de los tipos de interés podría ser aún más crítica, ya que podría interpretarse como una confirmación de la gravedad de los problemas bancarios y de la incertidumbre sobre cómo podrían resolverse.
No obstante, los problemas bancarios podrían perturbar cualquier intento de seguir subiendo los tipos. Así pues, el ciclo de subidas de tipos de interés podría darse por concluido, ya que la Reserva Federal podría aceptar temporalmente su infortunio a la hora de controlar la inflación y anclarla en su objetivo del 2%.
por Alex Boltyan, analista senior de la empresa Esperio