Durante el debate de la propuesta, el alcalde, Rui Moreira, destacó que varias ciudades han puesto en marcha "un conjunto de medidas para cubrir la huella turística" y defendió que la Tasa Turística Municipal debería ser un impuesto municipal.
Por el Bloque de Izquierda, el concejal Sérgio Aires consideró que la cantidad a cobrar por pernoctación en la ciudad podría ser mayor.
"La sensación que tenemos es que dentro de un año cambiaremos el importe", dijo, recordando que la presión turística es mayor en la zona de la ciudad donde hay patrimonio clasificado por la UNESCO, como el centro.
"Había buenas razones para justificar que el impuesto en Oporto fuera más alto que en Lisboa", consideró.
Al igual que Rui Moreira, la concejala de la CDU Ilda Figueiredo también defendió que la Tasa Turística Municipal sea un impuesto, pero señaló que esta decisión corresponde a la Asamblea de la República y al Gobierno.
Para la concejala socialdemócrata Mariana Macedo, la tasa por pernoctar en la ciudad debe ser "un impuesto y no una tasa", y también se mostró de acuerdo con que el precio sea el mismo en toda la ciudad.
El concejal responsable de Economía del Ayuntamiento de Oporto, Ricardo Valente, señaló que hay "una enorme recaudación de impuestos que no está siendo pagada por los municipios", y dijo no entender por qué no se cambia la ley.
El cambio en la regulación de la Tasa Turística Municipal, que pasará de dos a tres euros por pernoctación en toda la ciudad, se somete ahora a consulta pública.
El Ayuntamiento justifica esta cantidad con el gasto asociado al turismo y que soportará el municipio en 2023 en áreas como cultura, patrimonio, medio ambiente, energía, calidad de vida, urbanismo, vivienda y movilidad, que "son esenciales para la prestación de servicios al turismo".