En declaraciones a la agencia Lusa, Raquel Costa, investigadora del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Oporto (ISPUP), reveló que el estudio, desarrollado en el ámbito del proyecto IMAGINE EURO, tenía como objetivo evaluar la atención sanitaria prestada a las mujeres y a los recién nacidos.
La investigación, que fue seleccionada para la portada del número de febrero de la revista "The Lancet Regional Health - Europe", se basó en un cuestionario, elaborado según las normas definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que abarcaba cuatro dimensiones: prestación de cuidados, experiencia asistencial, recursos humanos y estructuras, y cambios organizativos relacionados con la pandemia del Covid-19.
Entre marzo de 2020 y marzo de 2021, 21.027 mujeres de 12 países europeos (Italia, Suecia, Noruega, Eslovenia, Portugal, Alemania, Serbia, Rumanía, Francia, Croacia, Luxemburgo y España) respondieron al cuestionario, de las cuales 1.685 eran portuguesas.
"Tenemos una prevalencia de parto instrumentado tres veces superior a la media de otros países (11%)", dijo Raquel Costa, subrayando que se trata de una práctica sobre la que la OMS no establece ningún principio de recomendación o no recomendación.
La OMS establece, sin embargo, como práctica no recomendada la realización de episiotomías (incisiones realizadas en el periné para ampliar el canal del parto), cuyo porcentaje que en Portugal se fijó en el 41%, lo que representa el doble de la media europea (20%).
Al igual que la realización de episiotomías, la maniobra de Kristeller, que implica el uso de presión externa sobre el útero y que no está recomendada por la OMS, se realizó en el 49% de las mujeres portuguesas con partos vaginales instrumentados, un valor superior a la media europea (41%).
Sin consentimiento
Además de estos datos, el estudio concluye que al 63% de las mujeres portuguesas no se les pidió "ningún consentimiento" para realizar un parto instrumentado, un valor que contrasta con la media europea (54%).
"Una de cada cinco mujeres afirma que percibe haber sido víctima de abusos físicos, emocionales o verbales. Este es un indicador que nos preocupa porque probablemente son problemas de comunicación prevenibles, hay estrategias de comunicación que pueden ayudar a los profesionales de la salud y a las madres", observó Raquel Costa.
En Portugal, el 28% de las mujeres declararon que aún no existía una comunicación efectiva por parte de los profesionales sanitarios, el 41% dijo no haber participado en las decisiones durante el parto y el 32% dijo no haber recibido un trato digno.
El estudio también se centró en el impacto de la pandemia de covid-19 en la prestación de cuidados, y a diferencia de los otros indicadores, las cifras nacionales "no difieren de las de otros países".
La disminución de las consultas rutinarias a lo largo del embarazo y la escasez de atención materno-infantil durante el periodo de la pandemia fueron los principales impactos percibidos.