El relato de la vida de Santa Apolonia fue escrito por San Dionisio a Fabián, obispo de Antioquía. A Apolonia se le cayeron todos los dientes tras ser golpeada en la cara por un perseguidor cristiano bajo el reinado del emperador Filipo. Tras ser amenazada con el fuego si no renunciaba a su fe, Apolonia saltó voluntariamente a las llamas.

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Se la considera la patrona de las enfermedades dentales y a menudo es invocada por quienes padecen dolores de muelas. El arte antiguo la representa con un diente de oro en el extremo de su collar. También en el arte se la ve con unas tenazas sujetando un diente.