La socialización y el entretenimiento impulsados por el consumo de alimentos fuera de casa son factores valorados por los jóvenes a la hora de comer, según el informe publicado por la Fundación Francisco Manuel dos Santos, dos tercios de las comidas consumidas por los ciudadanos residentes en Portugal son de fuera de casa, incluso cuando se consumen en casa.
El desayuno y la merienda de la mañana son las comidas en las que más alimentos consumidos proceden del exterior de la casa (90%).
Las familias con rentas más altas gastan el doble de dinero en comida y tienden a pedir comida para llevar ocho veces más que los hogares con rentas más bajas, según las conclusiones del estudio "Cómo comemos lo que comemos: un retrato del consumo de comidas en Portugal", coordinado por Ana Isabel Costa, de la facultad de Economía y Gestión de la Universidad Católica.
Cenar fuera de casa sólo ocurre el 13% de las veces y en esas ocasiones es más común que sea en casa de un amigo o familiar (6%) que en un restaurante (4%).
Un equipo de investigadores destacó que la mitad de los portugueses dedica al menos una hora a cocinar, mientras que el 27% cocina, pero no más de una hora al día, y 2 de cada 10 personas no cocinan en absoluto.
"Entre las mujeres, tres de cada cuatro pasan al menos una hora al día cocinando, lo que supone un porcentaje tres veces superior a la realidad masculina", reza el documento.
Sumando el tiempo dedicado al cuidado de la familia y otras actividades domésticas, las mujeres realizan "más de dos días más de trabajo no remunerado que los hombres" al mes.
Casi la mitad del tiempo de ocio diario de la población portuguesa se dedica a comer (2 horas), y la mayoría de las comidas se realizan en casa (72%).
El almuerzo es la única comida que se hace más fuera de casa (42% de las veces). La mayor parte de las comidas fuera se hacen en el lugar de trabajo o en la escuela (21%).
El estudio concluye igualmente que la alimentación a base de productos no preparados en casa se asocia a un menor nivel de actividad física. "Además, aleja a los portugueses de la dieta mediterránea, considerada más sana", señalan los autores del estudio.
"Se calcula que tomamos más de doscientas decisiones al día relacionadas con el acto de comer y beber, muchas de las cuales son inconscientes y automáticas y, como tales, están determinadas en gran medida por los hábitos y el entorno que nos rodea", observan los investigadores, que señalan que los hábitos alimentarios desempeñan funciones sociales, culturales y económicas "que determinan absolutamente el estado y el desarrollo de las personas y las comunidades".
El análisis del consumo de alimentos se basó en datos ya existentes, así como en información recopilada por los autores de una encuesta realizada en 2021.